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Una preparación financiera óptima para la vejez es un proceso que, dada nuestra propia naturaleza, se encuentra en riesgo debido a múltiples sesgos de comportamiento que todos tenemos. Como resultado, el entendimiento del comportamiento humano que nos da la economía del comportamiento abre la posibilidad de mejorar la salud financiera en la vejez de los afiliados a los sistemas de pensiones. Esto se puede hacer desde el diseño de los propios sistemas hasta la aplicación de pequeños empujones o nudges, como se conocen popularmente.
En el mundo, cada vez es mayor el número de sistemas de pensiones que utiliza la economía del comportamiento para intentar resolver problemas como el bajo ahorro voluntario previsional y la evasión a los aportes a los sistemas. Este movimiento de los sistemas de pensiones ha sido acompañado por el sistema multilateral, que ha establecido unidades comportamentales, en algunos casos con el fin específico de mejorar los sistemas pensionales (BID). Se trata de una oportunidad que también ha sido identificada por la Federación Internacional de Administradores de pensiones.
A continuación, vamos a ver cuatro de las principales aplicaciones que han tenido las ciencias del comportamiento en el ámbito de los sistemas de pensiones.
“Cada vez es mayor el número de sistemas de pensiones que utiliza la economía del comportamiento para intentar resolver problemas”
Procesos de automatización para pensiones
El primer caso de éxito a nivel mundial ha sido el del establecimiento de procesos de automatización. La economía del comportamiento nos muestra cómo las personas no suelen prestar atención a problemas cuyas consecuencias se encuentran lejanas en el tiempo. Así, las decisiones sobre problemas como el ahorro previsional son poco frecuentes y las decisiones por defecto, que suelen ser no ahorrar, son en extremo importantes. Los países que han introducido sistemas de inscripción automática (autoenrollment) han visto incrementados sus niveles de aportación de manera muy significativa.
Desde que Reino Unido adoptó un sistema de pensiones de este tipo en 2012, ha visto incrementado en un 37% el número de personas que ahorran. Sin embargo, en Estados Unidos, sistemas de este tipo incrementan la inscripción en más del 60% frente a las propuestas tradicionales a los empleados que se les ofreció. Adicionalmente, muchos han incluido características como incrementos automáticos (autoescalation), que aumentan el ahorro cuando aumenta el ingreso, lo que lleva a que también se incremente el nivel de ahorro.
Este tipo de sistemas pensionales, originalmente concebido en los Estados Unidos, suele funcionar muy bien cuando se va de la mano del empresariado. Esto se debe a que funcionan mucho mejor cuando hay un único pagador con el que se configure la automatización. Actualmente, estos sistemas se encuentran funcionando en ocho países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), incluyendo Alemania, Italia y Canadá. Otras posibilidades de automatización, en sistemas de contribución definida, son la inversión por defecto ciclo de vida y el pago por defecto en rentas vitalicias. Algo importante de todas estas intervenciones es que mantienen la libertad del afiliado de decidir no participar en los sistemas automáticos.
“Otras posibilidades de automatización son la inversión por defecto ciclo de vida y el pago por defecto en rentas vitalicias”
Mejora de la presentación de la información
La segunda aplicación más difundida de la economía del comportamiento es en la mejora de la presentación de la información. La información se puede mejorar ya sea incrementando el entendimiento del afiliado de la información del sistema, teniendo en cuenta los sesgos que tiene al procesar información, ya sea presentándola de tal manera que ayude a contrarrestar algunos de los sesgos psicológicos que impiden el ahorro previsional.
Con relación al entendimiento, factores como la personalización y simplificación de la información ayudaron, por ejemplo, a que los afiliados al sistema público de reparto en Colombia notificaran un mejor entendimiento de los estados de cuenta y a que, adicionalmente, llevaran a cabo un mayor número de solicitudes de actualización de la información, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Por otro lado, las intervenciones que varían la presentación de la información han sido las más utilizadas hasta el momento. Estas suelen materializarse en campañas de correos electrónicos, mensajes de texto SMS y mensajes push de apps, entre otras. Han mostrado ser altamente costoefectivas. Por ejemplo, el BID logró incrementar aproximadamente un 6% el ahorro de más de un millón y medio de trabajadores de bajos ingresos en cuatro países de Latinoamérica. Si bien sus impactos son en promedio moderados, son un paso más en el fortalecimiento de la salud financiera en la vejez de los afiliados, en parte por la relativa facilidad de implementación y su bajo costo.
“El BID logró incrementar aproximadamente un 6% el ahorro de más de un millón y medio de trabajadores de bajos ingresos en 4 países de Latinoamérica»
Incentivos financieros
Una tercera opción es el uso de incentivos financieros. Si bien estos ya tienen una larga existencia en los sistemas pensionales, principalmente como incentivos fiscales con unos resultados más bien moderados, la economía del comportamiento ha encontrado otras maneras de apalancar los incentivos financieros para incrementar el ahorro previsional.
Las contribuciones solidarias (o matching contributions) incrementan el ahorro y pueden provenir de fuentes distintas al gobierno. Por ejemplo, de empleadores que quieren incentivar la reciprocidad de sus empleados y así la retención y el desempeño de estos. También puede ser el gobierno quien, de manera focalizada, acompañe a los trabajadores de menores ingresos incentivando en ellos esa reciprocidad.
“Las contribuciones solidarias incrementan el ahorro y pueden provenir de fuentes distintas al gobierno”
Educación financiera
Finalmente, existe la educación financiera repensada desde la economía del comportamiento. Se trata de una educación pensada en seres humanos con limites en su capacidad de procesamiento y quienes se rigen por reglas simples de comportamiento (heurísticas) más que por procesos complejos de optimización. Por ejemplo, tenderos de bajos ingresos en República Dominicana mejoraron mucho más su salud financiera aprendiendo sobre el manejo de finanzas con unas reglas simples de comportamiento que con clases conceptuales más tradicionales.
“Una educación pensada en seres humanas que se rigen por reglas simples de comportamiento más que por procesos complejos de optimización”
De igual manera, el economista Mariano Bosch encontró en Chile unos talleres interactivos y gamificados a estudiantes de liceo que incrementaban la confianza en el sistema pensional. IOSCO y la OECD, por su parte, han mostrado cómo se puede usar la economía del comportamiento para desarrollar intervenciones de educación financiera.
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